En un mundo que avanza al ritmo del “24/7”, dormir las horas necesarias se ha vuelto un desafío. Sin embargo, el Dr. Daniel Pérez Chada, médico consultor del Servicio de Neumología y experto en medicina del sueño, advierte que el descanso nocturno no es un lujo, sino una necesidad biológica que afecta directamente al sistema inmune, el aprendizaje, la memoria y la salud general.
“El sueño no es simplemente un ‘refresh’ para enfrentar el día siguiente. Es un fenómeno activo que involucra el funcionamiento de partes críticas del organismo”, explicó en diálogo con EME. Y agregó: “Dormir poco reduce la respuesta a las vacunas, afecta la producción de hormonas de crecimiento en adolescentes y deteriora la consolidación de la memoria”.
Según el especialista, la duración ideal del sueño varía según la edad:
- Niños y adolescentes: no menos de 9 horas por noche.
- Adultos: entre 6 y 8 horas diarias.
No obstante, Pérez Chada reconoce que cumplir con estas recomendaciones es cada vez más difícil. “Vivimos en una sociedad que sobreadapta las demandas del día a día y eso empuja a la nocturnidad, reduciendo las horas de sueño”, señaló.
El experto también subrayó el impacto de la alimentación: “Una cena copiosa o con alto contenido graso, como un asado, afecta negativamente la conciliación del sueño. Y el alcohol, aunque al principio da somnolencia, interfiere con las fases profundas del descanso, relajando los músculos y generando problemas como las apneas”.
Pérez Chada concluye que el sueño debe ser considerado tan importante como la dieta y la actividad física. “Las dietas saludables y el ejercicio tienen visibilidad como pilares de la salud. Pero el sueño, pese a ser fundamental, suele quedar relegado”.
