Desde que Jorge Mario Bergoglio fue elegido como el papa número 266 de la Iglesia Católica el 13 de marzo de 2013, el Vaticano se transformó en una parada obligada para celebridades de todo el mundo. Con su carisma y cercanía, Francisco fue anfitrión de artistas, deportistas, líderes políticos y personalidades influyentes que se acercaron a saludarlo, pedirle una bendición o simplemente compartir un momento con él.
En los primeros días de su papado, fue visitado por Cristina Fernández de Kirchner, entonces presidenta argentina, y tiempo después también por Mauricio Macri y su esposa Juliana Awada. La modelo Valeria Mazza y su esposo Alejandro Gravier estuvieron entre los primeros famosos en saludarlo, incluso en una de sus visitas ella rompió el protocolo al vestir de blanco.
El listado de estrellas internacionales es extenso: Leonardo DiCaprio, Antonio Banderas, Angelina Jolie, Richard Gere, Salma Hayek, George Clooney, Mark Wahlberg, Sylvester Stallone, Robert Redford, Eva Longoria, Madonna, Arnold Schwarzenegger y hasta la reina Isabel II pasaron por el Vaticano. También se destacan las visitas de artistas argentinos como Los Pimpinela, Wanda Nara y Mauro Icardi, y periodistas como Nelson Castro, uno de los pocos que logró entrevistarlo en los últimos años.
En 2024, un encuentro inédito reunió a 100 comediantes de todo el mundo en una audiencia especial con el Papa. Entre ellos, la argentina Malena Guinzburg compartió la experiencia junto a figuras como Stephen Colbert, Whoopi Goldberg, Jimmy Fallon, Jim Gaffigan, Conan O’Brien, Chris Rock, Julia Louis-Dreyfus, Florinda Meza y Tig Notaro, entre otros.
El deporte también tuvo su lugar en el corazón del pontífice. Futbolistas como Lionel Messi, Diego Maradona, Francesco Totti, Javier Zanetti, Ronaldinho y David Beckham estuvieron entre los que se acercaron a saludarlo. Su pasión por el fútbol y su constante mensaje de fraternidad y paz hicieron que muchos atletas encontraran en él una figura de inspiración.
A lo largo de más de una década de pontificado, Francisco demostró que el Vaticano también puede ser un punto de encuentro entre la fe y la cultura popular, dejando en cada visita una imagen que unió a la Iglesia con el mundo.