A los 90 años, José «Pepe» Mujica, expresidente de Uruguay (2010-2015) y figura emblemática de la izquierda latinoamericana, falleció este martes en su chacra de Rincón del Cerro, en las afueras de Montevideo. Su muerte se produce tras una larga batalla contra el cáncer de esófago, que en enero de 2025 anunció se había extendido a su hígado, llevándolo a optar por no someterse a más tratamientos. Su esposa, Lucía Topolansky, y su entorno confirmaron que Mujica pasó sus últimos días bajo cuidados paliativos, rodeado de seres queridos y en la tranquilidad de su hogar.
Mujica, nacido el 20 de mayo de 1935, marcó la historia uruguaya y global con su vida austera y su trayectoria política. Exguerrillero del Movimiento Tupamaros, estuvo preso 14 años durante la dictadura militar (1973-1985), enfrentando torturas y aislamiento. Tras su liberación, se unió al Frente Amplio, ocupando cargos como Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (2005-2008), Senador y Presidente. Durante su mandato, impulsó leyes progresistas como la legalización del matrimonio igualitario, el aborto y la marihuana recreativa, consolidándose como un símbolo de justicia social y humildad.
Conocido como «el presidente más pobre del mundo», Mujica donaba el 90% de su salario a causas sociales y vivía en su modesta chacra, rechazando la residencia presidencial. Su filosofía humanista y críticas al consumismo lo convirtieron en un referente global, inspirando a líderes y ciudadanos. En sus últimos meses, apoyó la campaña de Yamandú Orsi, quien asumió la presidencia de Uruguay en marzo de 2025.
El Frente Amplio y el Movimiento de Participación Popular (MPP), su sector político, emitieron un comunicado: «Pepe militó hasta el final, como siempre prometió. Su legado vivirá en cada lucha por la igualdad». Líderes internacionales, como los presidentes de Colombia, Gustavo Petro, y Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, expresaron su pesar, destacando su visión de unidad latinoamericana.
Mujica será sepultado en su chacra, junto a su perra Manuela, cumpliendo su deseo. Uruguay y el mundo despiden a un «guerrero» que dejó una huella imborrable.