La Unión Industrial Santafesina difundió un informe alarmante que confirma el deterioro del sector productivo en el país. Según el estudio, el 47,5% de las empresas enfrenta dificultades para pagar salarios, proveedores, impuestos o servicios, lo que refleja un contexto de crisis generalizada en la industria argentina. También se observa una caída marcada en la producción y el empleo, junto con un aumento significativo de cheques rechazados.
En diálogo con EME, Víctor Sarmiento, integrante de FISFE y empresario de la ciudad de Esperanza, describió la situación del sector desde su experiencia particular. Sarmiento fabrica bases para sommiers y señaló que su actividad sufrió una caída del 60%, un golpe que atribuye al desplome del mercado interno.
“Aparecen casos como el de Whirlpool, que deja entre 200 y 300 empleados afuera. Esto confirma lo que venimos denunciando hace tiempo. En la provincia se estarían perdiendo alrededor de 10 mil puestos de trabajo, y a nivel nacional ya son 200 mil, con más de 20 mil pymes cerrando”, afirmó.
El empresario explicó que la caída en su fábrica “implica que el mercado interno está tratando de sobrevivir, cubriendo apenas las necesidades básicas de una familia”. Y agregó una dura crítica a la apertura importadora: “Al presidente Milei le diría que, antes de asumir, nos había dicho que nos daría dos años para preparar a la industria para competir. Pero en un país con una carga impositiva tan alta, abrir las importaciones desde el primer día nos deja afuera de la cancha. Es como competir con la Liga Esperancina contra el Barcelona”.
Sarmiento destacó que la actividad industrial está 10 puntos por debajo de los niveles de 2022, y mencionó otros obstáculos para las pymes: “Hay indemnizaciones por riesgo de trabajo que son leoninas, imposibles de pagar para una pequeña empresa”.
Finalmente, planteó la necesidad de una discusión más amplia: “Hay que debatir cómo reactivar el poder adquisitivo de los argentinos, porque sin consumo no hay industria que pueda sostenerse”.
