Miles de mujeres se manifestaron en Santa Fe

A pie o en bicicleta, entre música y baile, se llegó a la Legislatura para exigir el fin de los femicidios, la feminización de la pobreza, la violencia política e institucional contra las mujeres y por el acceso a educación sexual integral y la legalización del aborto, como ejes principales.

 

Desde la noche del miércoles en las redes sociales se sintió la efervescencia feminista. La impaciencia y ansiedad para que pasen las horas para ir a poner el cuerpo a la marea fue alimentada por cientos de videos de mujeres en todas partes del mundo marchando de noche o de día. Y a las doce, el segundo paro internacional de mujeres comenzó. Pero nadie se quedó quieta.
El reloj marcó las 17.30 para las santafesinas que se encontraron, se conocieron y se abrazaron en la explanada de rectorado de la Universidad Nacional del Litoral. Pañuelos verdes y violetas se mezclaron entre bombos y brillos.
Con algunas gotas de lluvia pasajeras, algunas mujeres se fueron acomodando con sus respectivas agrupaciones políticas, sociales y culturales, y otras se adhierieron sin banderas a participar. En bicicleta o a pie, se comenzó a marchar por San Jerónimo a paso lento hacia calle Tucumán.
A la cabeza de la marcha, la bandera de la mesa Ni Una Menos lideró las columnas que reunió a más de 4.000 mujeres. Una vuelta a la plaza San Martín fue necesaria para que las mujeres paren algunos segundos frente al Ministerio Público de la Acusación con el objetivo de que las instituciones se hagan eco de los reclamos de justicia y contra la burocracia al hacer denuncias para las víctimas de violencia de género. Luego frente al Ministerio de Seguridad, se realizó una intervención artística. Allí, mujeres vestidas con guardapolvos blancos manchados de sangre recordaron a la maestra Vanesa Castillo asesinada en Alto Verde en una intervención artística por demás emotiva, quien además se la recordó en la plaza.
La marea de mujeres retomó luego calle San Jerónimo y se dirigió hacia la Legislatura, con intervenciones culturales de por medio, donde finalmente se leyó el documento realizado por la mesa Ni Una Menos en las asambleas de mujeres que se realizaron en Santa Fe durante febrero y marzo con más de 80 organizaciones políticas, barriales, gremiales, sociales, culturales, civiles y mujeres independientes.
El documento
Allí Andrea Capocetti leyó en primer lugar: “Portamos las experiencias, discusiones y lazos que hemos construido en los 31 Encuentros Nacionales de Mujeres y en los 8 de marzo organizados desde 1984 en nuestro país”.
“El Estado, en sus tres poderes, es responsable de todas las violencias que nos atraviesan al no cumplir con su obligación de garante en el acatamiento de leyes, convenciones y tratados que reconocen derechos y garantías de las mujeres”, continuó Jaquelina Bussi después de expresarse contra la violencia política e institucional, el gobierno nacional y la relación entre la Iglesia católica con el Estado.
Violencia Institucional
“Paramos porque rechazamos el desmantelamiento y/o vaciamiento de programas esenciales que hacen al acceso y disfrute de nuestros derechos”, indicó Úrsula Ortíz desde el estrado frente a la Legislatura.
En este contexto se demandó: “Capacitación obligatoria en perspectiva de género y derechos humanos para todos los trabajadores del Estado, efectiva Paridad, en todos los poderes del Estado, en los sindicatos y en las centrales obreras y la creación de una Fiscalía especializada en Femicidio, Lesbofemicidio, Travesticidio y Transfemicidio”.
Además, entre los principales puntos del documento, se demanda justicia por las víctimas de femicidios y los crímenes de odio contra lesbianas, bisexuales, travestis y trans. Y se agregó: “De los 254 femicidios del año 2017, 38 corresponden a la provincia de Santa Fe, siendo la cifra más alta de los últimos diez años”. Asimismo se reclamó por la aparición de Rosalía Jara, Natalia Acosta y todas las desaparecidas en democracia.
Por otro lado se pidió el efectivo cumplimiento de la Ley Nacional 26.485 y la Ley Provincial 13.348, de protección integral a las mujeres víctimas de violencia y de la Ley de Trata N° 26.842 de mujeres, niñas y niños con fines de explotación sexual.
También se reclama por educación sexual, anticonceptivos y aborto legal y se denunció que “en Argentina aproximadamente 500 mil mujeres, de los sectores más vulnerados y sin recursos, recurren al aborto clandestino”.
Sobre la feminización de la pobreza se leyeron duras consignas contra las políticas económicas “de ajuste y represión” que significan “una transferencia de ingresos descomunal hacia los sectores especulativos, más ricos y poderosos, de vaciamiento del Estado”.
Además, en este punto argumentaron el paro de mujeres contra el Pacto Fiscal al que adhirió la Provincia de Santa Fe y la reforma previsional “que afecta particularmente a las amas de casa, a las trabajadoras de casa particulares informales y a las madres pobres que constituyen el 99% de los casos que reciben la Asignación Universal por Hijo/a”.
Asimismo se cuestionó el proyecto de reforma laboral que impulsa el gobierno nacional y el recorte presupuestario para el INAM (Instituto nacional de las mujeres) de aproximadamente un 17% menos para políticas de género.
También se argumenta que entre trabajo remunerado y no remunerado las mujeres trabajan más y ganan menos y que realizan el 76% del trabajo en el hogar y de las tareas de cuidado no remunerados.
También pusieron en agenda temas relacionados a la diversidad sexual y denunciaron que en lo que va de 2018 ya hubo 15 transfemicidios. “Queremos despatriarcalizar la Justicia que nos criminaliza, mientras da impunidad a femicidas, travesticidas, proxenetas, tratantes, violadores y explotadores”, expresaron.
Otro de los puntos abordados en el documento es la relación entre Iglesia y Estado. “No aceptamos la injerencia de las iglesias en nuestras vidas y en nuestros cuerpos, como así tampoco los vínculos que mantienen con el Estado. No queremos pagar 32 millones de pesos al año a esas cuevas oscurantistas de abusadores de niños y niñas y encubridores”, argumentaron.
En el documento tampoco se olvidaron de Carlos Monzón y aseguraron: “El paisaje urbano es un lugar hostil para nosotras, donde no solo podemos ser abusadas, acosadas, discriminadas, prostituidas, sino también agredidas con monumentos a femicidas, como lo es el de Carlos Monzón”.
Por último se destacó las figuras de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo que “no dudaron en desafiar a todos los poderes en la gran noche de la dictadura. Fueron las mujeres a las que no pudieron doblegar” y en este sentido se demandó: “Cárcel común, perpetua y efectiva a todos los genocidas. No al 2 x 1. No al plan sistemático de impunidad.”