Según un estudio científico, la disfunción eréctil en los jóvenes es inducida por la pornografía

La disfunción eréctil afecta los hombres de todo el mundo, sin importar clase social ni edad. De acuerdo a las estadísticas, afectaría de 20 a 30 millones y solamente el 18% de las personas que la sufren consulta a un médico. Además, se cree que entre el 14% y el 35% de los hombres jóvenes la experimentan.

Se trata de la incapacidad repetida de lograr una erección para desenvolverse sexualmente de una manera satisfactoria. La evidencia, clínica y anecdótica, revela que el uso de pornografía es un factor significativo en ella.

“Al considerar un fracaso no poder clonar en la escena sexual propia lo que se vio y admiro de un video o película porno, sobreviene un estado de ansiedad, impotencia y frustración. Si los jóvenes consultaran, podrían descubrir cuales son sus posibilidades reales y las técnicas que deberían implementar para lograr sus objetivos sexuales”, explicó a Infobae la doctora Beatriz Literat, médica sexóloga clínica y ginecóloga del Departamento de Gineco-Sexo-Estética de Halitus Instituto Médico.

El aumento en el uso de la pornografía podría explicar, al menos en parte, por qué los millennials tienen menos relaciones sexuales que la generación anterior a ellos, según un estudio publicado en la revista Archives of Sexual Behavior.

Para Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo, las creencias erróneas respecto al rol sexual masculino en la relación influyen negativamente, llevando muchas veces a la pérdida de la erección por la ansiedad por cumplir, como si el encuentro erótico se convirtiera en una situación de “puesta a prueba”.

“Hasta 2002, la incidencia de hombres menores de 40 años con DE fue de alrededor del 2-3%. Desde 2008, cuando el porno de alta definición y transmisión gratuita llegó a ser tan fácilmente accesible, el porcentaje aumenta sin descanso”, sostienen desde The Reward Foundation, una organización benéfica pionera que analiza la ciencia detrás de las relaciones sexuales y amorosos, e Internet. 

Los espectadores solitarios de la industria se acostumbran a tener el control total de su experiencia sexual, lo que sin dudas no se repite en el mundo real. Enfrentar a un ser humano real, con necesidades e inseguridades, podría resultar muy complicado. 

“Por un lado, es fundamental aclarar que los tiempos de las películas no se parecen en nada a los de la biología, que además difiere entre sus personajes. Por el otro, desmitificar que el máximo placer es fácil de obtener a través del acto coital solamente o casi solamente, prescindiendo de los demás componentes indispensables para un encuentro sexual: la confianza, el conocimiento, la comunicación, las emociones y la seguridad, entre muchos otros”, añadió Literat.

Según explicó en diálogo con Infobae Mariana Kersz, sexóloga y psicóloga especialista en terapia de parejas, el hombre, “mal educado por la industria pornográfica”, llega al encuentro sexual y no sabe qué hacer. No sabe complacer a su pareja, no tiene las herramientas suficientes y muchas veces eso genera mucha ansiedad, frustración y claramente la pérdida de la erección. 

Los niños de gran parte del mundo desarrollado están siendo canalizados a través de una experiencia en línea donde la exposición a la pornografía es prácticamente obligatoria. En 2016, la Universidad de Middlesex descubrió que el 93% de los jóvenes de 14 años había visto material explícito en línea, y el 60% de los niños lo habían visto por primera vez en sus propios hogares.

Además, un estudio irlandés publicado a principios de este año en la revista Porn Studies reveló que el 52% de los niños comenzó a usar pornografía para la masturbación a la edad de 13 años o menos.

En los foros en línea dedicados a la disfunción eréctil inducida por la pornografía (PIED, por sus siglas en inglés), decenas de miles de hombres jóvenes comparten sus luchas por dejar de utilizar la pornografía y las barreras que enfrentan para formar relaciones románticas y sexuales de la vida real.

Respecto a las consecuencias de la instauración afianzada de la industria Kersz aseguró: “Sin dudas provocó una disminución en las ganas de tener relaciones sexuales con una pareja real”. Al tener tan a mano y de manera interactiva un contenido de calidad para la excitación sexual los sujetos se cuestionan para qué van a gastarse en salir a buscar experiencias sexuales si en definitiva en sus hogares y solo a algunos clics de distancia pueden obtenerlo.

Si bien The Reward Foundation no es una organización contra la pornografía, según sostienen sus fundadores “el exceso de pornografía está cambiando la forma en que los niños se excitan sexualmente y lo hace durante sus años de formación, en una época en la que son más vulnerables a los trastornos de salud mental y las adicciones”.

“Los seres humanos no deberíamos ir en contra de él sino que deberíamos poder trabajar en conjunto para que junto con las relaciones sexuales reales puedan funcionar en sintonía. Es un trabajo engorroso y hay mucho por hacer”, continuó la especialista.

Debido a la credibilidad que se le otorga a las imágenes, resulta difícil diferenciar entre la ficción y la realidad. Así como muchas jóvenes buscan parecerse a las modelos que ven en las redes sociales y están dispuestas a enfrentar cirugías para lograrlo, los hombres pueden creer que las escenas de los videos pornográficos son reales y no actuaciones editadas.

Sin embargo, para Ghedin, el rápido acceso a páginas o videos pornográficos llevan a provocar el efecto contrario por la saturación de imágenes. Por tal motivo muchos hombres dejan de frecuentar páginas o lo hacen en forma esporádica.

No obstante, según advierte el experto, los jóvenes de la actualidad se encuentran atravesando una etapa de inseguridad respecto a las relaciones sexuales. “A simple vista -concluyó el experto- pareciera que viven la sexualidad con más libertad pero en la intimidad resulta que no es tan así. Los varones jóvenes siguen aprendiendo de sus pares ya que en sus hogares no encuentran interlocutores válidos que puedan responder a sus inquietudes sexuales”.