Los miedos más frecuentes en los chicos y cómo ayudarlos

Monstruos, fantasmas, tormentas eléctricas, oscuridad y pesadillas. ¿Por qué aparecen? ¿Qué implicancia tienen para la salud? Libros que ayudan a superar los temores.

Muchos papás y mamás consultan preocupados al pediatra o psicopedagogo acerca de los miedos en los niños. ¿Son normales? ¿Se asocian con determinadas edades, como “crisis de crecimiento”? Están aquellos que son muy propios de determinada etapa infantil, y otros que sobrevienen como consecuencia de alguna experiencia traumática: por ejemplo, una turbulencia en un viaje puede causar un miedo a los aviones; la mordida o rasguño de un perro puede desencadenar una gran ansiedad frente a los animales; experiencias de bullying pueden ocasionar terror en el momento de ir a la escuela.

En principio hay que aclarar que es normal que los niños tengan miedos de forma esporádica y ante ciertas situaciones. El miedo es una emoción que puede ayudarlos a ser cautos. Algo que los adultos debemos saber es que las cosas que asustan a un niño van cambiando durante sus etapas de crecimiento, y que hay miedos que suelen ser frecuentes y también normales en diferentes edades.

Miedo a la oscuridad

El miedo a la oscuridad en los niños es muy común y frecuente, y suele comenzar en torno a los 3 años de edad.

Puede presentarse de diferentes maneras, siendo el miedo a dormir con la luz apagada, el más generalizado; también miedo a permanecer en lugares oscuros o con poca luz. Como idea general podemos decir que “el miedo a la oscuridad por parte de los pequeños muchas veces se debe a una reacción natural del organismo, bajo el instinto de protegerse de algo que se considera peligroso”.

“Las causas que provocan el miedo a la oscuridad en los niños pueden ser diversas. La dificultad para diferenciar la realidad de la ficción a temprana edad es uno de los motivos que disparan este miedo. Su imaginación puede alimentar esos temores. En el caso de la noche, el temor se acrecienta por la inseguridad que les provoca el hecho de separarse de mamá y papá, lo cual ocurre al momento de ir a dormir”, explica Farinelli.

– Evitar la sobreprotección. Proteger en demasía genera no solo falta de autonomía e independencia en el niño, sino que además no ayuda a que este logre superar el miedo a la oscuridad, por el contrario entenderá que si lo protegemos mucho, es porque el miedo es real.

– Dejar una luz tenue en su habitación para evitar que se quede totalmente a oscuras.

– Permitirles que duerman con sus muñecos, juguetes u objetos favoritos, estos le dan seguridad y contención al momento de estar solos.