Científicos creen que el coronavirus podría encoger partes del cerebro

El estudio de la Universidad de Oxford y del Imperial College de Reino Unido informó que el virus puede producir una disminución del tejido real del órgano.


Nuevas secuelas aparecen con el tiempo como consecuencia de la infección por coronavirus. Ahora, desde la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), informaron que un estudio científico de la Universidad de Oxford y del Imperial College de Reino Unido asegura que el COVID-19 puede “encoger partes del cerebro” en quienes padecen o tuvieron la infección, por lo que resaltaron la importancia de la vacunación.

Scott Gottlieb, excomisionado de la FDA, explicó en el programa dominical de noticias “Face the Nation” de la CBS: “Esto es muy preocupante porque sugiere que el virus podría estar teniendo un efecto directo en ciertas partes del cerebro. Algunos pacientes que estuvieron infectados o padecen la enfermedad mostraron una disminución del tejido real, un encogimiento de sus partes. Creo que el balance de la información que estamos acumulando indica que el covid es una enfermedad que podría crear síntomas persistentes”.

Los investigadores que participaron del estudio advirtieron además que el SARS-CoV-2 es una enfermedad que podría crear síntomas a mediano y largo plazo en quienes lo tuvieron, como frecuencias cardíacas alteradas, ya que el virus daña el sistema nervioso del cuerpo. Esas secuelas, sostuvieron, pueden aparecer o persistir muchos meses después de la infección, una condición conocida como long covid o covid de largo plazo.

En ese sentido, Gottlieb añadió que si bien no está claro aún cómo el coronavirus provoca el encogimiento de partes del cerebro -si se debe al propio virus o a los síntomas de este-, es una cuestión que preocupa a los investigadores, sobre todo en aquellas personas que están expuestas por no estar vacunadas. “Esta no es una enfermedad benigna. Es algo que es preferible evitar. Y la conclusión es que tenemos las herramientas para evitarla: mediante la vacunación”, sostuvo.

En el estudio científico, los autores revelaron que identificaron “efectos significativos de COVID-19 en el cerebro”, encontrando una “pérdida de tejido cerebral -conocido como materia gris- en algunas regiones del cerebro que afectan al sentido del gusto y del olfato de la persona”. También, identificaron anormalidades consistentes entre los supervivientes de COVID-19 en una parte del cerebro que se ocupa de la memoria. “La pérdida del olfato o del gusto son síntomas de COVID-19. Y en el covid de largo plazo, los síntomas pueden incluir dificultad para pensar o concentrarse, a veces denominada como niebla cerebral”, agregó Gottlieb.

No obstante, los investigadores –que estudiaron a 394 personas que tenían escáneres cerebrales en sus registros médicos antes de infectarse con covid- advirtieron que aún no pueden “hacer afirmaciones de causalidad de la enfermedad con absoluta certeza”, pese a que sus conclusiones se basan en “un patrón consistente de anormalidades causadas por el proceso de la enfermedad”, lo que significaría “un posible mecanismo de propagación de la enfermedad dentro del sistema nervioso central”.

La niebla mental, otra secuela del covid

Dentro de la población que padeció coronavirus, se hicieron visibles síntomas cognitivos posteriores, con impacto en la atención, la memoria, el lenguaje, las funciones ejecutivas que nos permiten organizar y planificar, entre otras cosas. La niebla mental o Brain Fog (en inglés) se suele presentar con algunos síntomas como dificultades para concentrarse, comprender y encontrar palabras de uso cotidiano, pérdida de memoria, desorientación y confusión. Lo crucial es que afecta todas las áreas de desarrollo de la persona, lo cual se torna como limitante al momento de estudiar, trabajar y continuar viviendo con “normalidad”, luego de la recuperación por COVID-19.

En este sentido, las explicaciones científicas demuestran que ya existe evidencia sobre el impacto del COVID-19 en ciertas funciones cerebrales de aquellas personas recuperadas. Tanto es así que una de las investigaciones que lleva adelante Adam Hampshire, del Imperial College de London (en Inglaterra), con más de 84.000 participantes, encontró que existe afección de múltiples dominios cognitivos tales como atención selectiva, procesamiento emocional, memoria de trabajo y funciones ejecutivas.

En tanto, otros investigadores franceses estudiaron a 140 pacientes que tuvieron COVID-19 moderado y grave, llegando a la conclusión de que de ese total, el 84,3% desarrollaron delirio, trastornos agudos de conciencia, cognición y atención, y el 69,3% un estado de agitación.

 

Fuente: TN/Con Bienestar