Estados Unidos: General Motors cerrará cinco plantas y echará empleados

La empresa anunció que despedirá a 14.500 empleados. Cuatro de las fábricas están en EE.UU. y otra en Canadá. La suba de los aranceles por la guerra comercial con China es una de las claves. El presidente amenazó con recortarle los subsidios.

La situación de bonanza de Estados Unidos, con la economía en pleno crecimiento y el desempleo en niveles históricamente bajos, comienza a resquebrajarse. General Motors, una de las empresas más emblemáticas del país, anunció que despedirá a 14.500 empleados, cerrará cinco plantas y pondrá fin a la producción de seis automóviles modelo sedán.

La medida representa un duro golpe a las promesas del presidente Donald Trump de que generaría nuevas plazas de trabajo en la industria automotriz. Por eso el mandatario reaccionó indignado, criticando la decisión de la compañía.

Trump habló inmediatamente con la CEO de General Motors, Mary Barra, para expresarle su desagrado. “Hablé con ella y expresé el hecho de que no estoy contento con lo que hizo. Fui muy duro. Saben, Estados Unidos salvó a General Motors, y que ella saque la compañía de Ohio no es bueno”, dijo.

Luego Trump escribió varios tuits donde amenazó abiertamente a la firma. “Muy decepcionado con General Motors y su CEO, Mary Barra, por cerrar las plantas en Ohio, Michigan y Maryland. ¡Los EE.UU. salvaron a General Motors, y este es el agradecimiento que recibimos! Ahora estamos estudiando la reducción de todos los subsidios, incluyendo los de autos eléctricos”, afirmó.

El presidente, como lo suele hacer en otros conflictos, volvió a utilizar argumentos nacionalistas para cuestionar a la compañía: “General Motors hizo una gran apuesta en China hace años cuando construyeron plantas allí. Y en México. No creo que esa apuesta la vayan a ganar. ¡Estoy aquí para proteger a los trabajadores estadounidenses!”.

General Motors anunció que despedirá al 15% de sus empleados. De acuerdo a lo contemplado, incluye a 3.300 obreros en Estados Unidos, otros 2.600 en Canadá y 8.000 administrativos y ejecutivos. También cerraría cuatro plantas de montaje en territorio estadounidense -una en Ohio, otra en Maryland y dos en Michigan- y una de Canadá.

La medida responde a dos factores de peso. En primer lugar, a los cambios que se están produciendo en la demanda y a los nuevos requerimientos comerciales del mundo moderno. En segundo lugar, al efecto boomerang de la guerra comercial lanzada por Trump contra China.

En la pelea con el gigante asiático el gobierno impuso altas tarifas a los vehículos, lo que ocasionó réplicas de las autoridades chinas. Así subieron los precios de los autos importados como de aquellos que se exportan.

A esto hay que agregarle las medidas proteccionistas, como la aplicación de 25% sobre los aranceles del acero y del 10% en el aluminio, tanto de China como de otros países proveedores. Esto repercutió directamente sobre las automotrices.

Barra reconoció que las tarifas son un serio problema, al igual que los aranceles, pero aclaró que no son la única causa de la reestructuración. La firma, remarcó, está haciendo estos cambios para prepararse para el futuro. “Reconocemos la necesidad de anticiparnos a las condiciones cambiantes del mercado y a las preferencias de los clientes para posicionar a nuestra empresa para el éxito a largo plazo”, dijo.

“Se espera que más del 75% del volumen de ventas globales de GM provenga de cinco arquitecturas de vehículos a principios de la próxima década”, apuntó Barra. De esta manera, GM busca enfocar su producción en los vehículos más rentables, como camionetas y SUV.

En octubre, casi el 65% de los vehículos nuevos vendidos en EE.UU. fueron camionetas o camiones, un 15% más que hace cinco años. La mayoría de las plantas afectadas en esta reestructuración producen vehículos que no se venderán en la región. Uno de ellos será el Chevrolet Cruze. El futuro de las demás plantas dependerá de negociaciones con los sindicatos.

La compañía, además, se prepara para los autos eléctricos y autónomos. La CEO de GM señalo que a medida que los autos y los camiones se tornan más complejos, la empresa necesitará más programadores y menos ingenieros que trabajan en los motores a combustión interna. “Los vehículos dependen cada vez más del software. Vamos a necesitar muchos recursos técnicos con millones de códigos”, afirmó.

La drástica medida de General Motors impacta de lleno sobre la política de Trump, quien había prometido revitalizar la creación de empleo en el cinturón industrial de EE.UU. y promover la fabricación de autos dentro del país. Ohio, donde se va a cerrar una de las plantas, es uno de los estados clave en el mapa electoral y que le ayudó a llegar al poder en los comicios de 2016.

El panorama podría complicarse aún más porque General Motors sólo adelantó lo que otras empresas están planeando hacer. Según los expertos, Ford podría adoptar una política similar en los próximos meses.