¿Cómo cultivar tus propias frutas y verduras?

Consejos prácticos para armar un huerto orgánico en nuestra propia casa.

Los huertos urbanos se convirtieron en una tendencia mundial por las nuevas corrientes de consumo responsable y sensibilización ambiental y a nivel local, no para de sumar adeptos.

Aunque el aspecto económico es una de las principales ventajas a tener en cuenta, ya que reduce considerablemente los gastos alimenticios del hogar; el mayor atractivo radica en el sabor.

Las verduras, hortalizas y especias cultivadas en casa tienen una característica única e irrepetible, producto del cuidado y constancia de los meses que lleva su desarrollo. Mientras que, desde el punto de vista nutricional, son mucho más saludables que cualquier compra en el supermercado.

Aquellos horticultores primerizos no necesitan de una gran inversión para animarse, solo una pequeña lista de pasos a seguir para cosechar desde la comodidad del hogar.

1) El sol: El primer aspecto a considerar es el espacio que el huerto va a ocupar. Debe ser un lugar soleado, que cuente con luz natural el máximo de horas al día (no hace falta que sea directa). Una terraza, un balcón, un patio o una ventana son apropiados para cultivar.

2) El espacio: En función del lugar disponible se puede montar dos tipos de huerto: horizontal, con macetas colocadas una al lado de la otra; o vertical con distintos niveles que, además de ahorrar espacio, permite trabajar con mayor comodidad, de forma más limpia y organizada.

3) Tipos de plantas: El paso fundamental consiste en elegir qué plantar. Al principio es recomendable iniciarse con cultivos fáciles que no traigan muchos problemas. Aquellos que no se vean afectados por plagas o enfermedades, que tengan un ciclo corto, que sean de fácil manejo y que se puedan cultivar durante la mayor parte del año.

Acelga, ajo, cebolla, rábano y la lechuga cumplen los requisitos. Si se eligen plantas de temporada, también se ahorran recursos y mejora la salud del huerto.

A su vez, es recomendable combinar distintos tipos de plantas: aromáticas o flores junto a hortalizas y verduras. Algunas de ellas son repelen.

4) Recipientes: de acuerdo a las dimensiones del espacio elegido habrá que seleccionar distintos tipos de macetas o contenedores.

Entre los 7 y 15 cm de profundidad se pueden plantar zanahorias, tomates, rábanos, berenjenas, pepinos, menta o albahaca, ya que las raíces no requieren mucho volumen si tienen suficiente agua, aire y nutrientes.

Las macetas de barro, aunque pesan más, son mejores que las de plástico porque respetan la temperatura de la tierra.

Y por último, las mesas de huerto o cultivo son buenas opciones (aunque más costosas), pero es importante que tengan un buen sistema de drenaje. Una última opción, es usar una parte del jardín para destinarlo a realizar la huerta casera.

5) La tierra: el sustrato es fundamental porque ayudará, entre otras cosas, a que las plantas sean resistentes a plagas (pulgón, mosca blanca, babosas, etc.) y enfermedades.

Además, debe proporcionar sujeción a la planta, ser capaz de retener cierta cantidad de agua y permitir la circulación del aire. El más conveniente es el sustrato para plantas, que se encuentra en cualquier floristería o tienda especializada.

Pero cabe destacar que el cultivo en macetas o mesas provoca un mayor agotamiento de la tierra, por lo tanto, se recomienda utilizar abono orgánico vegetal que aporta los nutrientes necesarios, es gratis y permite reciclar los residuos orgánicos generados en casa. Solo hay que echarlo en la tierra de forma pareja y luego regar la zona para lograr una buena humedad.

6) El riego: la frecuencia dependerá de la época del año y la cantidad de plantas que haya en el huerto. Por ejemplo, en verano es necesario regar dos o tres veces al día.

Una vez que comience a salir agua por debajo de la mesa o maceta, el riego debe finalizar. Crear un huerto en el hogar ayuda a reducir los niveles de estrés y ansiedad propios de la vida en las grandes ciudades.

Es además una forma de conectarse con la naturaleza, invertir tiempo y trabajo en el desarrollo saludable y sustentable de los alimentos para toda la familia.

A preparar el compost casero

Este tipo de tierra está hecha a base de desechos orgánicos. Se obtiene a partir de un proceso llamado compostaje, mediante el cual los microorganismos van descomponiendo la materia orgánica hasta formar tierra. Hay muchas recetas o formas diferentes de hacer compostaje o preparar compost casero, pero la más sencilla consiste en tres pasos:

– Preparar el compostador: seleccionar una caja, jarra o bidón en la que irán los desechos. Cualquier recipiente servirá, siempre y cuando no esté en contacto con el suelo. Solo hay que hacerle unos agujeritos en la base y colocar una primera capa de tierra, y la segunda con materiales secos como paja (esto evitará que el fondo se pudra y arruine la mezcla).

– Añadir los desechos orgánicos: los expertos recomiendan intercalar capas de productos húmedos y secos, para conseguir el equilibrio que hace falta. Peladuras de frutas y verduras, ramitas y hojas secas, pocillos de café o té, cáscaras de huevo, etc.

– Riego: el compost requiere de cierto grado de humedad para que el fertilizante se forme. Es necesario regarlo de vez en cuando y en cantidades pequeñas, procurando que penetre en las distintas capas.