Un auto autónomo será impredecible junto a otro con conductor

No hay muchos españoles que tengan las credenciales de Andrés Torrubia en el ámbito de la conducción autónoma. Hablamos con él hace algunos meses, pero lo que nos dijo entonces hoy sigue sentando cátedra.

Hace unos cuantos meses realicé una entrevista a, quizás, uno de los emprendedores, y es español, que más conocimiento tiene en el mundo de la conducción autónoma.

Para la mayoría de los que lean estas líneas, el nombre de Andrés Torrubia, seguramente, no les sea muy familiar, aunque para el circulo científico su apellido sí suena, y con fuerza. Se le conoce, también, por ser el terror de los emprendedores chinos. En su propio territorio, en su propio idioma, que reconoce que no entiende, y con sus reglas, fue capaz de ganar una de las más prestigiosas competiciones de inteligencia artificial (IA) y conducción autónoma organizadas por el gigante Alibaba. Y en 2017, en Silicon Valley, fue capaz también de codearse con otros emprendedores chinos, rusos, americanos y más de 2.000 participantes para quedar cuarto en otra competición en la que tenía que solucionar un problema de percepción del entorno para coches autónomos.

Lo más gracioso, y lo cuenta él mismo, es que en la competición que ganó en China su nombre de guerra en la misma era ‘Sanchinarro’. Un colega y amigo vive en ese barrio de Madrid, y no se le ocurrió otra cosa a Andrés Torrubia que poner en su badget o acreditación tal nombre. Allí, cuando estaba ya en plena faena, se enteró que en China Sanchinarro significa “La piedra sagrada sabia”. Y buena suerte que le dio.

No obstante, él no se considera un sabio, sino todo lo contrario. Tras pasar por el CERN, Organización Europea para la Investigación nuclear, decidió adentrarse en el campo de la inteligencia artificial y la conducción autónoma, un terreno que está, como él mismo dice, en una fase incipiente que va a proporcionar oportunidades para todos, y que incuso España podría aprovechar, por ejemplo, para seguir siendo uno de los líderes en el sector de turismo.

“Hay expertos”, cuenta Andrés Torrubia, “que dicen que el 80% del problema de la conducción autónoma es lo que se llama la IA aplicada a la conducción. Esto no es más que hacer que el ordenador que lleva el coche sea capaz de percibir el entorno en términos numéricos para ser capaz de decidir que hacer. Si lo comparas con un videojuego, cuando se juega al Grand Theft Auto en la PS4 los coches del propio juego ganan siempre y nunca se estrellan. Uno de los motivos por los que no se equivocan es que en el videojuego no hace falta procesar los datos para tener una representación numérica de lo que hay alrededor. En un coche autónomo real existe el entorno y hace falta un sensor que lo mida, sea una cámara, un LIDAR, un RADAR, un ultrasonido, el que sea, y coger esos datos en tiempo real y procesarlos para que nos digan si hay un coche a un metro, por ejemplo. Eso es lo que se llama percepción, y hasta ahora era el principal obstáculo”.