Rosario: en pleno pico de contagios, solo 8 de los 50 centros de salud están abiertos

El paro municipal se hace sentir en el sistema de sanitario público rosarino. Los pacientes se multiplican en las guardias hospitalarias.

Si bien se mantuvieron estrategias para no resentir la atención de la pandemia de Covid-19, el paro iniciado este martes por la federación de sindicatos municipales (Festram) se hizo sentir en el sistema de salud pública local. De los 50 centros de salud que reciben la demanda de atención de los barrios, apenas ocho abrieron sus puertas y mantuvieron las actividades domiciliarias para la detección temprana de casos de coronavirus.

En la guardia del Hospital Carrasco, médicos y enfermeros hacían todo lo posible para asistir el crecimiento de la demanda de pacientes con síntomas febriles o respiratorios.

Aún así, por momentos, la cola en la puerta ocupaba casi toda la cuadra.

“Hospital de Paro”, decía el cartel pintado sobre un lienzo que cubría casi la totalidad del ingreso a la maternidad de Moreno y San Luis. Adentro, los pasillos de los consultorios estaban desiertos. Los turnos de controles se habían suspendido y sólo se mantenía actividad en la guardia “para casos de emergencia”, como se encargaba de aclarar el personal de seguridad del centro de salud. La imagen se replicaba en el Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias (Cemar). El centro de salud Martin, en cambio, estaba cerrado.

Así, el paro municipal impacta de lleno en medio de la crisis sanitaria, complicando la atención en hospitales y centros de salud. En el Carrasco, las colas frente a la guardia Covid se mantuvieron toda la mañana producto del cierre de muchos de los centros de salud barriales. “La cola va lenta pero avanza”, agradecía una joven que había llegado hasta el efector de zona oeste después de dos días de dolor de garganta y tos.

En el laboratorio del Cemar la medida de fuerza suspendió la realización de la mayoría de los análisis. Sólo se mantuvo el procesamiento de los 300 hisopados diarios que se realizan para diagnosticar la infección.

Prioritarios

De los 50 centros de salud del municipio, ocho mantuvieron la actividad de atención y prevención de los brotes de contagios en los barrios más humildes de la ciudad. Ubicado en el corazón de la zona oeste, el Centro de Salud “Doctor David Staffieri” fue uno de los tres que se mantuvieron funcionando en el distrito.

Por la mañana, su personal había recorrido tres manzanas del barrio, llenas de pasillos y recovecos, tocando la puerta de una centena de casas buscando personas con síntomas febriles o respiratorios, compatibles con los del Covid-19. Unas cinco personas fueron citadas al centro de salud para hisoparse, otras tienen turno para hoy o el jueves, de acuerdo a la fecha de inicio de síntomas.

“Suspendimos las otras consultas, pero esto no se puede postergar”, consideraban las médicas y advertían que en las últimas semanas no sólo habían aumentado los pacientes, sino la gravedad de los cuadros. Es como una espiral viciosa: a más casos, más riesgo de contagio, más infecciones en personas de riesgo y más complicaciones para el sistema de salud.

Ese, señalaban, es el “gran cambio” que se manifiesta en esta etapa de la pandemia.

“Ya no crece tanto el número de consultas sino la gravedad de los casos. Antes la internación de pacientes respondía casi exclusivamente a criterios de aislamiento, ahora estamos derivando pacientes que necesitan recibir oxígeno”, advertían y mientras hablaban con LaCapital y respondían los llamados de los pacientes en seguimiento telefónico. Sin pausa. Todo, en medio del pico de contagios y con una medida de fuerza.

Calles desiertas de inspectores municipales

La primera de las tres jornadas de la huelga municipal tuvo un alto acatamiento en la ciudad, vaciando las calles de inspectores y de agentes de control de las medidas de restricción al comercio por la crisis sanitaria. En la peatonal se incrementó la presencia policial, lo que tuvo a raya la venta ambulante, a excepción de un par de mesitas que ofrecían el producto del momento: barbijos.

El paro forma parte del plan de lucha iniciado a comienzos el mes pasado con una huelga de 24 y otra de 48 horas. Hace 15 días, el conflicto escaló en una nueva huelga de 72 horas, medida que se repetirá hasta este jueves en rechazo a la propuesta que los intendentes: una suma de $3.000 para septiembre, octubre y noviembre, no remunerativa y no bonificable.