Messi despidió el año con un posteo que le salió del alma y un mensaje de esperanza

El crack argentino habló en Instagram de su 2021 pero también se acordó del coronavirus.

Un Lionel Messi más auténtico que nunca cerró el 2021 con un mensaje fiel a su estilo, poniendo en palabras sus emociones sin buscar diplomacias ni formas. Así, el año que lo tuvo consagrándose como campeón de la Copa América y sufriendo un inesperado cambio de hogar en Europa, obligado a mudarse de Barcelona a París, aprovechó para saludar a sus fanáticos y, de paso, insultar al coronavirus.

“Solo puedo dar gracias por todo lo que me tocó vivir en este 2021. Más aún cuando mucha gente la pasó realmente mal por culpa del virus este de mierda que nunca se termina”, comenzó Leo su posteo en Instagram, que se viralizó rápidamente por las redes.

Y agregó: “Ojalá 2022 traiga mucha salud, que es lo que les deseo a todos para el nuevo año. Abrazo a todos!!!”. En el año en que tendrá que demostrar para qué lo contrató el Paris Saint Germain y jugará el que puede ser su último Mundial en Qatar 2022, Messi se acordó de la salud. No hace falta pedir nada más. La clavó en el ángulo.

Se viene el Mundial de Catar, claro. Podría ser su última chance en la cita máxima. O no. Pero el contexto previo mutó gracias a un 2021 vertiginoso, inesperado, soñado.

Tantas veces se dijo desde el púlpito mediático que el contexto argentino no era acorde a la magnitud de Messi, que llegó 2021 para darle un cachetazo a toda la cátedra. No solo terminó de desnudar que en Barcelona, o en cualquier club europeo, puede acumularse mugre debajo de la alfombra como ocurre en estas latitudes, sino que demostró que acá, puertas adentro del predio de Ezeiza, en un ambiente cálido, amistoso, cercano, con gestos genuinos que reflejaban escenas de felicidad adolescente al tiempo que en la cancha devolvían madurez colectiva, acá podía encontrar eso que allá ya no existe.

La familia Messi en vacaciones. Foto: Instagram @antonelaroccuzzoLa familia Messi en vacaciones. Foto: Instagram @antonelaroccuzzo

Que podía ser Lionel Scaloni un puntal con menos currículum pero más calle que Ronald Koeman. Que podía ser Chiqui Tapia un sostén dirigencial y emocional mucho más confiable que Bartomeu o Laporta, dos presidentes que con estilos disímiles mostraron hilachas similares.

La paradoja del destino quiso que el 10 de marzo, Messi viviera su última frustración deportiva con el Barcelona en la cancha en la que ahora hace de local. Aquella vez, el París Saint Germain dejó en el camino al equipo culé en octavos de final de la Champions. Leo hizo un gol y erró un penal en el 1-1 de la revancha en Francia. La historia la había escrito una semana antes Mbappé con un concierto en el Camp Nou para el 4-1 que marcaba una nueva goleada en contra en el torneo fetiche para el crack argentino.