Cómo es la silenciosa y difícil tarea de prevenir suicidios

La Dirección de Salud Mental y Adicciones utiliza distintos procedimientos para asistir a potenciales suicidas.

Desesperada, sola y afligida, una persona que decide quitarse la vida termina no sólo con su existencia sino que modifica drásticamente la de decenas de otras de su entorno.

En las últimas semanas en Mendoza se conocieron varios de estos casos, que ganaron trascendencia pública y mediática ya que algunas de esas muertes están envueltas en misterio y se investigan otras circunstancias. En una provincia cuya tasa de mortalidad por suicidios supera la media nacional existe una oficina destinada a prevenir y tratar cada caso.

El pasado martes 30 de octubre la policía Claudia González (41) fue encontrada por su marido con varias heridas de arma blanca en su casa de la Sexta Sección. La mujer, que ya había intentado quitarse la vida, falleció minutos después en el hospital Lagomaggiore. Luego se confirmó que se había tratado de un suicidio.

Ese mismo día se supo que había sido encontrado el cuerpo sin vida de unadocente en Cuadro Nacional, San Rafael. Todo indica que se trato de otro caso de suicidio.

Una semana antes, más precisamente el 23 de octubre, un joven de 18 años tomó la drástica decisión de ponerle fin a su existencia arrojándose al vacío desde la terraza de la Municipalidad de Capital. El 27 de agosto pasado una mujer se quitó la vida en el mismo lugar.

Estos son sólo algunos casos conocidos en los últimos tiempos. La Policía y los medios no los informan por tratarse de hechos de instancia privada. Sólo se hacen públicos cuando ocurren en un lugar público o en instituciones públicas, como hospitales y cárceles.

Prevención y posvención

“La Dirección de Salud Mental y Adicciones desarrolla tareas de prevención y posvención de este tipo de conductas. Hay una serie de acciones con protocolos de la Organización Mundial de la Salud que se instrumentan en caso de que alguna persona pretenda atentar contra su vida”, explicó desde ese organismo el psicólogo Pedro Piemontesi.

Y agrega: “Hay una vigilancia con mediciones y nociones para determinar cómo se presenta la conducta suicida. Es evaluada a través de intentos o de hechos consumados y se cuantifica poblacionalmente”. Esas mediciones permiten establecer que Argentina tiene una tasa de mortalidad por suicidio de 8 personas por 100 mil habitantes. Pero en Mendoza, la tasa es más elevada: de 9 cada 100 mil habitantes, según detalla Piemontesi.

Un llamado desesperado

Hasta hace dos años el Centro Estratégico de Operaciones contaba con un plantel de psicólogos y policías que atendían las llamadas desesperadas de quienes estaban a punto de tomar la dura decisión de poner fin a sus vidas y pedían ayuda. Hoy el servicio se deriva a la Dirección de Salud Mental y Adicciones.

“Es muy positivo que la persona pida ayuda pero no tiene el control de su pensamiento ni de su conducta. La sociedad debe escuchar ese pedido. La persona puede llamar al 911 y el SEC (Servicio de Emergencias Coordinado) sabrá qué hacer, en caso de que la vida de esa persona esté corriendo peligro”, explica el licenciado Piemontesi.

“Para las acciones asistenciales, recomendamos que la persona que necesita ayuda recurra al centro asistencial más cercano a su domicilio, donde los va a asistir un equipo interdisciplinario. En los hospitales se los atiende por guardia primero y luego son seguidos por un equipo de Salud Mental. Los menores deben ir a centros de salud infantojuveniles”, detalla.

La Dirección de Salud Mental y Adicciones implementa acciones de prevención sobre la población para evitar la conducta suicida, especialmente en grupos de riesgo como adolescentes, personas de tercera edad, desocupados, personas que atraviesan duelos patológicos, adicciones.

Una muerte, 60 personas implicadas

La inesperada partida de quien se quitó la vida genera un shock en su entorno. La muerte de una persona afecta a decenas de otras personas, que quedan vulnerables y deben ser asistidas para ayudarlas a superar esa instancia traumática.

“Se realiza un trabajo comunitario. Por ejemplo, ante el suicidio de un adolescente de 15 años en un secundario, compañeros, profesores y el resto de la comunidad educativa quedan seriamente afectados”, indica el profesional consultado.

¿Y cómo es ese proceso de contención? Piemontesi lo detalla siguiendo el ejemplo anterior. “Alguien del colegio acude a nosotros, los escuchamos, buscamos saber cómo fueron las circunstancias que compartía ese chico con sus compañeros y luego damos espacio a la posvención, con entrevistas a los profesores, talleres de contención para los chicos. Aparecen una serie de mitos que tratamos de contener y reconducir para que puedan hacer el duelo. Trabajan sociólogos, trabajadores sociales, psicopedagogos”.

La contención del entorno

“Lo más importante es la prevención. Cuando una persona se aísla, no quiere hablar con conocidos ni amigos, desiste de ofrecimientos a encontrarse con seres queridos y no se anima a decir cosas que le pasan por dentro es cuando tenemos que acercarnos. Si la dejamos sola, luego se sentirá peor”, sentencia con convicción Pedro Piemontesi.

Por eso, la contención del entorno del potencial suicida se vuelve primordial. “Se aborda la problemática no solo desde la psicología y la medicina sino con encuentros de capacitación para implementar herramientas de pronta atención. El profesor, el celador, el compañero del gimnasio, quizás son los primeros que detecten la situación y ellos tienen que actuar aproximándose y brindándole empatía y confianza”. A esas personas apuntan las capacitaciones que se realizan.

“Es una conducta que hay que comprender. Tenemos que estar atentos y ser comprensivos de este tipo de situaciones”, concluye el profesional.

Derribando mitos

Pedro Piemontesi explica que “el suicidio es una conducta compleja que tiene una serie de factores predisponentes y factores desencadenantes”. Es decir que no responde a parámetros que puedan plasmarse en una fórmula absoluta. Por ello, derribó algunos mitos arraigados en la sociedad.

Locura grave: “Hay un mito que dice que el suicidio está ligado con la ‘locura grave’, es decir, trastornos mentales graves. Es un error. Una persona que haya tenido la situación de atentar contra su vida no es un loco irrecuperable sino alguien que, con un tratamiento adecuado y acompañamiento de reintegro de sus vínculos y actividades, puede sobreponerse”, sostiene el experimentado psicólogo.

Más suicidios a fin de año: “Es un mito que haya más suicidios en vacaciones o en las Fiestas. No es una fórmula absoluta de que aumenten en ese época. Sí hay una propensión en gente que vive en comunidades muy organizadas que sienta anímicamente la diferencia cuando deja sus actividades en vacaciones. Cuando comienzan su receso laboral comienzan a sentirse mal pero la época no lo determina sino situaciones individuales”, apunta Piemontesi.

Lugares donde más se producen: “Históricamente la Patagonia tiene la tasa por mortalidad más elevada del país, por la distancia, el desarraigo, las dificultades de inserción laboral, pero eso no es una regla. Un mayor índice de suicidios puede aparecer temporalmente  en otra región, por ejemplo”.

Perfil del suicida: “No hay un perfil socioeconómico, laboral, étnico. Hay diferencias de poblaciones y distintas tasas de mortalidad por suicidios. Se sabe que en países muy desarrollados hay una incidencia muy grande pero no significa que no exista en lo contrario”, concluye el director de Salud Mental y Adicciones.