8M: Nada para celebrar, mucho por conquistar

Para saber por qué el 8 de Marzo se conmemora el día internacional de la mujer, debemos remontarnos 110 años atrás, cuando 15.000 mujeres marcharon por la ciudad de Nueva York exigiendo jornadas laborales más cortas, mejores salarios y el derecho al voto.


Por Carina Bolatti | Tal y como refleja un reciente informe del Secretario General de las Naciones Unidas, hoy las mujeres son jefas de Estado o de gobierno en 22 países, y únicamente el 24,9% de los parlamentarios nacionales son mujeres. Al ritmo de progreso actual, la igualdad de género entre jefas y jefes de gobierno tardará otros 130 años.

En los hechos y según datos del Indec, en nuestro país las mujeres cobramos 20 por ciento menos que los hombres por realizar la misma tarea, el famoso techo de cristal nos impide acceder a cargos de decisión tanto en el ámbito privado como el público, dónde además fue necesaria una ley para regir la equidad.

Pero eso no es todo, ni lo peor. En el año 2020, año de la pandemia, en Argentina se produjeron al menos 117 femicidios. Un total de 117 mujeres murieron víctimas de la violencia machista, y los hijos de esas 117 mujeres que quedaron huérfanos.

Todo esto ocurre en una sociedad que se preocupa más por la igualdad de las mujeres en el plano laboral y social, que por las que mueren puertas adentro, a causa de la violencia ejercida por un hombre, y por toda una sociedad que mira para otro lado.

Sin dudas no hay nada para celebrar, pero este día es una muy buena oportunidad para que todos, cada uno, reflexionemos sobre el rol de las mujeres en la sociedad.

Para hacerlo sin hipocresías, dejando de lado las expresiones políticamente correctas y de compromiso para “cambiar las cabezas”. Para educar a nuestras niñas y niños de modo que conozcan desde pequeños sus derechos y obligaciones, que reconozcan los límites.

No creo que ser mujer sea más difícil que ser hombre en esta sociedad, pero lo cierto es que las mujeres y aquellas que se autoperciben como tales, todavía tenemos mucho terreno para conquistar en una sociedad históricamente patriarcal.

Es real que ha habido cambios en este sentido, muchos y bastante vertiginosos, pero no es suficiente, es necesario lograr un cambio total en la mentalidad de todos. Es necesario que no sigan muriendo mujeres víctimas de violencia de género, es necesario que ellas encuentren un lugar seguro y confiable donde pedir ayuda. Es necesario que las mujeres estemos en un plano de real igualdad con los hombres.

Durante la pandemia de coronavirus, un gran porcentaje de trabajadores de salud y educación son mujeres, mujeres empoderadas, mujeres libres, con poder de decisión, incansables, que no abandonan la lucha.

Esas mismas mujeres que tal vez cuando llegan a su casa no son respetadas, son sometidas, y vapuleadas.

Las mujeres reclamamos hoy y siempre libertad, seguridad e igualdad, nada más y nada menos. Y poder elevar la voz para pedirlo es un motivo de celebración. Por eso más que un deseo de felíz día para las mujeres, hoy 8 de marzo el deseo es de una felíz vida para todas. Libres, seguras y vivas nos queremos (que el deseo se extienda a toda la sociedad).