“Como si fuera fácil”

Cientos de familias que vivían de una empresa familiar o un comercio vieron trastocado su presente y su  futuro económico a partir de la pandemia. Una salida: reconvertirse, algo que tampoco resulta ser tan simple.


Ninguno de nosotros imaginó aquel 19 de marzo de 2020, que las medidas dispuestas por el gobierno nacional marcarían el final de tantas historias familiares de esfuerzo y dedicación para montar y sostener una empresa o un comercio.

Ese día todos pensamos que era necesario el aislamiento para evitar que el virus que ya corría como reguero de pólvora en Europa, llegara y se instalara en estas latitudes. Algo que con la lógica de cualquier pandemia, no ocurrió.

Los días fueron pasando, los contagios creciendo. Un mes, dos, tres, diez. Ya van trece. Trece meses sin poder trabajar!!! Si 13, más de un año. Y durante todo ese tiempo no es que no lo tuvieron permitido, pero las idas y venidas, los Aspo y los Dispo, la “no esencialidad” de ciertas actividades, la crisis económica que agravó la pandemia, todo conspiró. Y nada, ni siquiera la ayuda del gobierno, que primero fue una, después media y hoy un tercio, lograron motivar a los que a cada paso escuchaban a alguien que le recomendaba: reconvertite.

Como si reconvertirse, después de toda una vida fuera tan fácil. Y si, muchos hicieron el esfuerzo y se transformaron en artesanos de su nuevo destino.

Pero la pandemia sigue pegando y ni la reconversión les da aire a los que están en terapia, pero no por una neumonía bilateral a causa del virus, sino por una crisis económica y existencial, que en principio parecía ser sólo un desafío y hoy está claro que se trata de un cambio de paradigma en la película de la que son protagonistas: su propia vida.

Nadie conoce cuál será el final de ese film, todos los buenos sentimientos que se apoderaron de nosotros en el comienzo, hoy nos abandonaron y la admiración por los profesionales de la salud, el respeto por los mayores, los más vulnerables, la empatía, hoy no están en esta sociedad compuesta por sobrevivientes a una pandemia.

Y la dignidad, eso que se construye con el propio esfuerzo y que nos permite la realización personal y familiar, pisoteada, arruinada, inexistente ya.

Hay pocas cosas que están claras en este mar de incertidumbre, una de ellas es que esta crisis continuará por un largo tiempo, aunque impreciso. Por eso es necesario un abordaje integral de la pandemia por parte del Estado, que debe garantizar la salud de sus habitantes, y también asegurar el acceso a los bienes de consumo de un nuevo sector, que hasta hace poco producía y pagaba impuestos y hoy por consecuencia de la pandemia se ve impedido de trabajar.