Fumar perjudica tanto a los ojos como a los pulmones

El humo del cigarrillo contiene más de 4000 sustancias químicas que afectan directamente a la salud. El tabaquismo no solo provoca daños respiratorios y cardíacos, sino también oculares.


El papel nocivo del tabaco ha sido ampliamente demostrado. Si bien se lo relaciona frecuentemente con el cáncer de pulmón, no es el único órgano al que puede afectar. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la actualidad casi un tercio de la población mundial mayor de 15 años consume tabaco. Se ha definido al tabaquismo como la gran epidemia silenciosa del siglo XX.

La vista no queda de lado. Los vasos sanguíneos del ojo son especialmente frágiles ante la acción del tabaco. El humo del cigarrillo contiene más de 4000 sustancias químicas. La nicotina y el monóxido de carbono son dos de las sustancias tóxicas que provocan daño cardiovascular. Sin embargo, el mayor efecto perjudicial del tabaco se ejerce mediante acciones procoagulantes.

Entre los problemas visuales y las enfermedades oculares más frecuentes o de mayor gravedad, se pueden destacar las siguientes:

  • Ojo seco: Diversos estudios han demostrado que los síntomas habituales de ojo seco se presentan hasta dos veces más en fumadores frecuentes en comparación con los no fumadores. El ojo seco se puede manifestar con enrojecimiento ocular, irritación, mayor sensibilidad a la luz, visión borrosa y otros síntomas de incomodidad visual.
  • Catarata: Suele considerarse la principal causa de ceguera reversible. La catarata nuclear se asocia al hábito del tabaquismo. La catarata se produce cuando el cristalino del ojo, que naturalmente debe ser transparente, se opaca. Puede causar visión borrosa y hacer que los colores se vean desteñidos.
  • Enfermedades de la retina: El British Journal of Ophtalmology comparte un estudio en el que se explica que el tabaquismo adelgaza la retina y la coroides, las capas internas del ojo de gran relevancia para la visión. En la degeneración macular relacionada con la edad, es una indicación dejar el cigarrillo como un factor de prevención de esta enfermedad para así poder disminuir el efecto oxidativo de la nicotina que favorece la muerte celular del epitelio pigmentario -la capa de la retina que se deteriora en esa afección- y, además, para prevenir sus etapas más avanzadas que ponen en grave riesgo la visión de los pacientes.
  • Fumar durante el embarazo: Aumenta el riesgo de estrabismo (desviación de la alineación visual de los ojos). Sin embargo, su influencia en enfermedades como anoftalmía (el bebé nace sin uno o ambos ojos), microftalmía (uno o ambos ojos son más pequeños por desarrollo incompleto de las estructuras oculares), e hipermetropía todavía es controversial. Se probó su asociación con enfermedades de la retina en el recién nacido como son la retinopatía del prematuro y la formación defectuosa del nervio óptico. Ambas enfermedades producen ceguera irreversible.
  • Uveitis: El humo puede ocasionar una enfermedad que afecta una parte que queda en la capa media de la pared del ojo, situada entre la esclerótica por fuera y la retina por dentro. Cuando esta capa se inflama se llama uveitis y afecta al iris y el cuerpo ciliar. La enfermedad produce ojos rojos, dolor y problemas de visión.
  • Retinopatía diabética: Los pacientes diabéticos fumadores tienen más riesgo de evolucionar hacia una retinopatía diabética por la alteración de la microcirculación de los vasos de la retina. Evitar el tabaquismo es uno de los hábitos clave para prevenir la retinopatía diabética, la enfermedad vascular más frecuente de la retina, que se calcula que padece la mitad de las personas con diabetes con 15 o más años de evolución. La descompensación metabólica de la diabetes ya daña los vasos retinianos. Sumarle el hecho de ser fumador perjudica doblemente la visión.

 

Fuente: TN/Con Bienestar