“Nadie nace delincuente”: el lamento de la maestra del joven que murió cuando intentó robar cables

"Ezequiel era un pibe siempre sonriente a pesar de todo. Te contestaba con una sonrisa y uno pensaba que no tenía ningún inconveniente", relató la docente Melina Gigli en Radio EME.

Rosario atraviesa momentos de consternación tras la muerte de Ezequiel Curaba, el joven de 21 años que intentó robar cables de alta tensión y terminó con el 90% del cuerpo quemado. El muchacho se encontraba en situación de calle y falleció este martes a causa de que sus órganos vitales habían empezado a fallar como consecuencia de la descarga eléctrica, informaron desde el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (HECA).

Las imágenes del joven recorrieron el país. Vecinos de avenida Juan Domingo Perón al 6.100 lo filmaron mientras salía caminando de intentar robar los cables de alta tensión. Su cuerpo, casi por completo, había sufrido quemaduras y su ropa había quedado rota producto de la explosión e incendio.

Cuando salió del pozo de la Empresa Provincial de la Energía (EPE) de Santa Fe, Curaba estaba totalmente desorientado, se tambaleaba de un lado a otro y apenas podía mantenerse en pie. Luego fue trasladado por la Policía hasta el HECA, donde terminó falleciendo este martes.

 

 

“Detrás de cada gorra hay un pibe con una historia”

Ezequiel tenía una historia. Era un chico de la calle, con una realidad bastante difícil. Ante muchas carencias, dejó sus estudios en la Escuela Secundaria Carlos Fuentealba de barrio Santa Lucía para “cirujear”, e incluso para sumergirse en el mundo del delito, con el objetivo de subsistir.

El joven cursó en el colegio público rosarino hasta el tercer año, pero no logró completarlo debido al complicado panorama que afrontaba. Pero su recuerdo quedó latente y desde la comunidad educativa expresaron su dolor y bronca tras conocerse las circunstancias de su muerte.

Al respecto, la profesora de la Escuela Secundaria “Carlos Fuentealba” Melina Gigli, quien fue docente de Ezequiel mientras este transitaba sus estudios, se expresó en sus redes sociales con palabras dedicadas para el reciente joven fallecido:

No quiero que lo recuerden así:
Él era Eze, mi alumno. Nuestro alumno.
Él era muy dulce y andaba con un carro.
Tuvimos muchas mañanas de mates y risas. Se medía en todo, pero siempre sonreía.
Los últimos tiempos han sido difíciles para nuestros pibes, él tiraba de su carro. Andaba cirujeando.
Le gustaban los cuentos, pero no leer. Era bueno. Tiraba de su carro.
Leyendo comentarios en notas de diarios, veo que festejan su muerte tan dura y cruel. Él tiraba de su carro.
Quizás, la posibilidad de unos pesos más para el morfi… No lo sé. Era tan dulce y siempre sonreía.
Yo no quiero que lo recuerden así.
Estamos en deuda. Qué crueldad. Él tiraba de su carro, andaba cirujeando.
El hambre no espera.
Era tan dulce, tiraba de su carro.
Y el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
Cuánto dolor.

 

En tanto, Gigli dialogó en Radio EME y expresó su desazón: “No podemos dimensionar y siempre generalizamos que los pibes que salen a la calle tienen una maldad intrínseca. Pero la verdad que no es así. Hay una situación particular en cada chico y chica de las que somos sus profesores”. 

A su vez, indicó: “Sabemos que muchos chicos faltan a clases. Ezequiel no fue el primer alumno que perdemos. Hemos perdido muchos alumnos de distintas formas violentas”.

 

 

También mencionó: “Cuando vemos a nuestros alumnos y alumnas en algunas situaciones particulares, y luego ver esa perspectiva y tratar de reencontrarnos con ellos, intentamos que vuelvan a la escuela. Es un lugar de contención para ellos. Pero literalmente se nos parte el corazón porque han transitado por mucho tiempo sus estudios, nos hemos dado cuenta de sus dificultades, sentimientos y problemáticas que están atravesando”.

En referencia a su exalumno, la docente rosarina recordó: “Ezequiel fue mi alumno en primer y segundo año. Luego en tercer año arrancó pero al poco tiempo terminó dejando por diferentes situaciones. Especialmente por muchas dificultades económicas. Con muchas carencias incluso para comer y poder vestirse. Por eso nosotros siempre intentamos que vuelva a la escuela para acompañar. Pero dejó los estudios y no volvió más”.

Asimismo, rememoró: “El tiempo compartido me hizo recordar muchas situaciones dentro del aula. Entre ellas su risa, su manera de resolver algunas cuestiones, su mirada. Ezequiel era un pibe siempre sonriente a pesar de todo. Te contestaba con una sonrisa y uno pensaba que no tenía ningún inconveniente. Pero detrás de cada gorra hay un pibe con su historia”.

Por otra parte, reflexionó: “Estamos atravesando una situación muy compleja. No comprendo lo mucho de pegarle a alguien cuando ya está en el piso. En general somos un simple recuerdo. La sociedad argentina siempre necesitó un bárbaro. Y ahora los pibes de la marginalidad son esos bárbaros. Por eso la gente está direccionando la mirada en un lugar equivocado y se descarga la bronca en situaciones cotidianas”. 

Por último, expresó: “Verlo a Ezequiel con tanto miedo me causa mucho dolor porque yo así no lo reconocía. Pero al verlo a los ojos me di cuenta que seguía siendo un niño con mucha vida. No quiero que lo recuerden así. No es el único alumno que perdimos. Nadie nace delincuente”. 

 

Escuchá la palabra de Melina Gigli: