Un crematorio alemán desbordado por las víctimas del coronavirus

En un establecimiento funerario de una ciudad del este de Alemania hay hasta tres ataúdes unos encima de otros en las filas de la sala reservada habitualmente al reconocimiento de los familiares y allegados. Otros féretros aguardan en los pasillos su turno para ser incinerados.

Meissen, situada en la exRDA (República Democrática de Alemania), registra un aumento dramático de muertos, víctimas del Covid-19.

Sajonia, donde se encuentra Meissen, es una de las regiones más golpeadas por la pandemia actualmente, después de recibo librado, relativamente, de la primera ola en la primavera pasada.

En tres décadas, Jörg Schaldach, director de este crematorio, nunca había visto tantos muertos en un periodo tan prolongado.

“Esto empezó a mediados de noviembre. Las cifras no paran de aumentar”, dice. “El problema es que las cámaras frías funerarias están llenas. Estamos en estado de catástrofe”, asegura. La dirección no ha tenido más alternativa que utilizar la sala de ceremonias y recogimiento para depositar féretros.

Los bancos y las sillas en los que normalmente se sientan los familiares y allegados han sido retirados al fondo de la pieza para hacer sitio a las filas de féretros de madera. Muchos están envueltos en una película de plástico transparente para sellar por segunda vez los de las víctimas del nuevo coronavirus.

“Actualmente, recibimos 400 (féretros) en una semana para incinerarlos”, dos veces más que el número habitual en invierno, según Schaldach.

Empleado en una morgue, Matthias Möbius espera desde hace una hora en el estacionamiento la luz verde para descargar un féretro.

“Normalmente lleva 15 minutos. Llegamos, descargamos, vamos a la oficina para arreglar los papeles, y ya está”, explica. “Hoy, tardamos más bien una hora y media”.

Detrás de él, otros tres vehículos funerarios esperan su turno.

Möbius asegura que en veinte años de carrera, este invierno es “de lejos” donde hay más trabajo.

Por ello, el crematorio de Meissen trabaja ahora las 24 horas, los siete días a la semana con dos hornos y 60 cremaciones diarias.