Preocupante: “Nadie tiene en cuenta el estrés de los terapistas intensivos que son pocos en el país”

Guillermo Mazzei, representante en Rosario del Sindicato de Médicos Intensivistas de la República Argentina, trazó un panorama preocupante sobre la situación del sistema sanitario y de los profesionales que se desempeñan en las áreas de cuidados críticos.


El incremento de contagios provocado por el avance incesante de la segunda ola de coronavirus esta en alerta máxima.

“Vamos a una progresiva tensión del sistema de salud. Eso lo vimos hace diez días. Hay entre un 70 y 75 por ciento de camas ocupadas en terapia intensiva y sube la proporción de casos de Covid-19. El sistema está fuerte, pero vamos hacia una tensión como la que vivimos el año pasado”, afirmó Guillermo Mazzei.

Mazzei también se refirió a los efectos que se dan a nivel de recursos humanos en los centros de salud. “El escenario en recursos humanos es muy desalentador. Nadie tiene en cuenta el estrés de los terapistas intensivos que son pocos en el país. La situación de cansancio es muy preocupante. La remuneración es muy baja. No se tomó conciencia de esto. El terapista no se irá a su casa, seguirá trabajando. Se va a la casa cuando se va enfermo”.

Por otra para el profesional remarca la falta de respaldo en lo económico que sufre el sector: “Le pedimos a las autoridades que otorguen los reconocimientos respectivos. Hay que pagarles bien a los profesionales. No alcanza con los aplausos que la gente brindó en los primeros meses. No somos trabajadores como cualquiera”.

Mazzei no dudó en hablar de la tristeza que causa la situación. “La provincia tiene en sus hospitales un altísimo número de trabajadores en negro, incluso a los especialistas en terapia intensiva. Hace muchísimo tiempo está la promesa de pasarlos a planta permanente y no son tanto. Debe haber en toda Santa Fe menos de cien profesionales”.

“No se pueden sacar terapistas debajo de una mesa. Hay que formarlos. Hay una curva de aprendizajes. Ahora estamos tapando agujeros o el sol con las manos. Esta especialidad tiene mucho estrés. Lleva cuatro o cinco años formar un terapista y ahora no estamos en condiciones de sacar profesionales debajo de la mesa. Ahora hay que surfear la ola que tenemos”, alertó.