El precio del cerdo vivo aumentó 7,5% pero al público sólo subió 2,24%

El kilo del capón vivo se comercializó en $132,74, aunque esa suba no se vio reflejada de igual manera en las carnicerías.


En agosto, el precio del kilo de cerdo en pie subió 7,47% intermensual y suma un 56,5% interanual, alcanzando su máximo del año de $132,74 (U$S1,30 al tipo de cambio oficial), según un análisis realizado por el consultor Juan Uccelli en base a datos del Ministerio de Agricultura y otras fuentes del sector.

No obstante, este fuerte incremento del capón en pie tuvo un impacto mucho menor en el mostrador, ya que el promedio de los distintos cortes arrojó un aumento del 2,24% intermensual, al pasar de $325,20 de julio a $332,49 en agosto. En cambio, el incremento fue del 70% en la comparación interanual.

Un dato interesante es que, expresado en dólares, la suba al consumidor fue del 1,4% con respecto al mes anterior y del 28,7% comparándolo con igual lapso del 2020, (U$S2,53 versus U$S3,25). “Es el valor más alto del año, superando al de abril”, se explica en el informe. Aunque, en la divisa norteamericana, el kilo vivo experimentó un alza del 4,8% en agosto.

Al respecto, Uccelli analizó: “Los precios al público marcaron una subida pero inferior al del cerdo en pie, ya sea por un tema de absorción de costos o por tiempo necesario para trasladarlos al mostrador”. En tanto, al analizar los primeros ocho meses del año, el “promedio del valor máximo” del cerdo en pie fue un 19,2% superior al mismo período del 2020.

Vale aclarar que, debido a los altos niveles de informalidad que hay en el sector se conoce como “valor promedio máximo” al que realmente se paga en el mercado y como “valor promedio” a lo que efectivamente se factura, que en agosto fue de $112,088 (U$S1,10 al oficial) en ese caso. “Siempre que comienzan los aumentos en el cerdo en pie se amplía la diferencia porcentual entre el valor promedio máximo y el promedio”, señaló el consultor.

Mayor oferta, pero carne más cara

En tanto, el documento señala que los números oficiales marcaron una mejora en la cantidad de cabezas faenadas como también un aumento de los kilos producidos. A eso se suma la fuerte caída de un 85% intermensual de las exportaciones durante julio, que según las estimaciones de los exportadores, aunque aún faltan los datos de AFIP, no se recuperaron durante el mes pasado.

Todas estas variables apuntan a más carne en el ámbito doméstico. Entonces, ¿por qué no bajó el precio? Ucelli encuentra la explicación en tres razones. La primera, es la salida de muchos cerdos del mercado habitual a los de cercanía. “El productor vendió a mejor precio que el que le ofrecían y normalmente el carnicero compró a uno menor del que le vendían. Esta situación se normalizará a la brevedad y es simplemente por un tema de precios”, destacó.

La segunda, tiene que ver con el canal Horeca (hoteles, restaurantes y catering), que el año pasado para esta época había desaparecido por la pandemia y volvió con más fuerza de la que tenía en 2019. Y la tercera razón es la comparación ventajosa de los precios del porcino con los bovinos, que en similares cortes ronda el 35% o 40% más barato, aunque, este último fundamento se está aplacando.

“Hay que empezar a probar el freno, porque estamos demasiado acelerados. El vacuno subió, pero no tanto como el cerdo. La diferencia en las carnicerías todavía es interesante, pero se está achicando. Y cuando se llega a menos de un 20% de diferencia en un mismo corte, empieza a frenarse la demanda y la gente directamente deja de comprar. Eso generaría un impacto muy importante, porque el 97% de la producción ahora la estamos destinando al mercado local”, agregó Uccelli.

Por último, en lo que respecta al panorama mundial, el especialista comentó que continúan los problemas de la demanda china que está produciendo “grandes estragos en varios mercados, y quizás alguno pague muy caro la fuerte dependencia que generaron”.

 

Fuente: TN/Campo