El flujo de dólares en Argentina no encuentra equilibrio. Desde junio de 2024 hasta marzo de 2025, el déficit de cuenta corriente alcanzó los US$ 11.656 millones, según los últimos datos del Banco Central (BCRA). Solo en marzo, el rojo trepó a US$ 1.674 millones, el mayor en lo que va de la actual gestión.
En ese mes, los pagos por importaciones llegaron a US$ 5.752 millones, mientras que los ingresos por exportaciones sumaron apenas US$ 5.296 millones. Así, el comercio exterior volvió a cerrar en negativo, con un saldo adverso de US$ 456 millones. Se trató de la segunda vez que la balanza comercial de bienes quedó en rojo bajo la administración actual, luego del déficit de diciembre pasado.
La cuenta de “Servicios” también aportó lo suyo al desequilibrio, con un déficit de US$ 799 millones en marzo. Los egresos en “Viajes, pasajes y pagos con tarjeta” (US$ 698 millones), “Otros servicios” (US$ 181 millones) y “Fletes y seguros” (US$ 134 millones) se impusieron a los ingresos generados en “Servicios empresariales profesionales y técnicos” (US$ 214 millones).
La intervención del BCRA en el mercado para controlar la brecha cambiaria sumó otro agujero: el organismo perdió US$ 202 millones solo en marzo. A esto se le agregó un déficit de US$ 1.053 millones en la cuenta financiera del Gobierno y del propio Central, lo que llevó a una caída de reservas de US$ 3.131 millones en un solo mes.
El primer trimestre de 2025 mostró algunas señales positivas en comercio exterior, con un superávit de US$ 838 millones, pero el panorama general continuó deteriorándose. Los servicios generaron un déficit de US$ 3.024 millones, el pago de intereses sumó otros US$ 1.974 millones y el giro de utilidades dejó un saldo negativo de US$ 38 millones.
Además, entre enero y marzo, la salida neta por turismo y consumo en el exterior fue de US$ 2.750 millones, una cifra que pone en jaque cualquier intento de recuperación de reservas a corto plazo.
A principios de abril, el Gobierno intentó aliviar la presión cambiaria acordando con el FMI un nuevo esquema de flotación con bandas móviles, eliminando el dólar blend y flexibilizando algunas restricciones. Sin embargo, los analistas advierten que la apreciación del peso podría agravar aún más el desequilibrio externo. Desde LCG señalaron que “la entrada de capitales para financiar déficits de comercio exterior no suele durar mucho”, encendiendo nuevas alarmas sobre la sostenibilidad del modelo.