Este lunes se conoció la noticia del fallecimiento del Papa Francisco, a los 88 años, tras una prolongada complicación respiratoria. Jorge Mario Bergoglio, además de ser el primer pontífice argentino y latinoamericano, dejó una marca profunda en distintas partes del país. Una de ellas fue la ciudad de Santa Fe, donde vivió entre 1964 y 1965 como maestrillo y profesor de lengua y literatura en el Colegio de la Inmaculada Concepción.
En aquella etapa formativa, Bergoglio no solo dejó recuerdos entre sus alumnos, sino que también fue protagonista de momentos significativos, como la histórica visita de Jorge Luis Borges a una de sus clases de cuarto año. Ese paso del ahora fallecido Sumo Pontífice por la capital santafesina dio origen al circuito turístico “Manzana Jesuítica: el paso del Papa Francisco en la ciudad de Santa Fe”, que conserva viva su memoria en cada rincón del colegio.
Actualmente, la habitación que ocupó Francisco está recreada con fidelidad en la planta alta del colegio, dentro del patio del Sagrado Corazón, y forma parte de una muestra que puede recorrerse con guías, audiovisuales y testimonios de exalumnos. Se trata de un cuarto sencillo, con cama y escritorio, que refleja la humildad que caracterizó su vida, coronado por una cruz de madera similar a la que siempre llevó sobre el pecho.

Al respecto, Emanuel Sicre, rector del Ateneo Inmaculada, expresó conmovido ante el móvil EME: «Fue una sorpresa levantarnos con una noticia así, en el contexto de la Pascua. Es un motivo de tristeza pero también de esperanza», y agregó: «Francisco no ha sido intrascendente. Ha tocado el corazón de todos de alguna manera. Este será un tiempo para encontrarnos con lo que él no dice después de su muerte.»
Además, destacó la vigencia del recuerdo de Bergoglio desde que asumió el Pontificado hace más de una década: «Francisco estuvo hace 50 años acá. Y ese recuerdo siguió vivo desde que se hizo Papa. Se hizo el recorrido papal y se exhibió su habitación y los lugares donde estuvo.»
Sobre el legado que deja, concluyó: «Francisco es enorme. Fue un Pontificado que aún vamos a seguir procesando. La apertura de la Iglesia hacia el mundo y su mensaje de misericordia han sido sus principales banderas. Fue una voz solitaria entre los líderes del mundo que pedía por la paz.»
Su última aparición pública, durante la bendición de Pascuas, fue una muestra más de su entrega. «Demostró la voluntad de vivir hasta el final, queriendo dar la bendición de Pascua, a pesar de sus pronósticos reservados. Salió entre los peregrinos y brindó sus palabras de bendición», cerró Sicre.