Golpe al bolsillo: este año la canasta navideña viene con subas altísimas

Una ONG calculó un aumento de casi el 40 por ciento. La Cámara de Supermercados habló del 65. Algunas bebidas tuvieron un alza del 90

Este año, la canasta navideña hará pensar a más de uno qué producto comprar y cuál no. Los bolsillos están más flacos que nunca producto de los efectos de la altísima inflación que el gobierno nacional no puede frenar. De esta manera, a la hora de armar la tradicional mesa de fin de año habrá que gastar en promedio un 38 por ciento más que en 2020. Al menos así lo estimó en Centro de Estudios Sociales y Acción Comunitaria (Cesyac), a través de un relevamiento realizado en las principales cadenas de supermercados de la ciudad. Sin embargo, la cámara que agrupa a ese rubro, estimó una suba mayor: del orden del 65 por ciento interanual

En la ONG que trabaja del lado de los consumidores notaron un alza importante. Para adquirir una sidra, dos panes dulces, una golosina de maní, un turrón y un paquete de garrapiñadas, se necesitan, básicamente, 1.473 pesos.

Los comercios ya comenzaron a exhibir los tentadores artículos de todo tipo, tamaño y precio, pero, por el momento, muchos rosarinos piensan varias veces antes de colocarlos en el changuito.

A nivel nacional los números son mayores. Al menos, así lo expuso un estudio realizado por Consumidores Libres y un análisis de la consultora Focus Market, donde se puede ver la fuerte suba en los valores de los productos típicos de Navidad y Año Nuevo. Según el portal El Economista, el incremento es del 64 por ciento, según las investigaciones que tomaron en cuenta los principales alimentos que se suelen incluir en la canasta navideña, en diversos puntos de venta del país.

“La variación de precios de los productos navideños tiene fuerte estacionalidad, a lo que se suma que muchos de sus ingredientes y materias primas tuvieron aumentos superiores a la media; en varios casos, estos mayores costos no han sido derivados en su totalidad con el objetivo de recuperar ventas, ya que la Navidad del año pasado no fue buena”, afirmó Damián Di Pace, director de Focus Market, a ese sitio web.

Para el coordinador del Cesyac, Ignacio Pandullo, “si bien la canasta es un trabajo específico, no es extraño a la espiral inflacionaria que ha generado incrementos generalizados, por lo que los precios básicos de esta canasta de fin de año no salen de esa lógica”.

En el mismo sentido, opinó el presidente de la Cámara de Supermercados de Rosario, Sergio López, quien no ahorró su análisis de la difícil realidad.

“Hay variaciones importantes de acuerdo a los productos, pero podría decirse que el pan dulce, la garrapiñada y los budines han sufrido en líneas generales entre un 60 y 65 por ciento de suba interanual”, dijo.

El caso de las bebidas es otra historia y evidencia los nefastos efectos de la inflación. Según López, experimentaron entre un 70 y un 80 por ciento de incremento a grandes rasgos, pero los espumantes, vinos y cervezas llegaron en algunos casos al 90 por ciento; es decir que cuestan casi el doble que el año pasado.

Tranquilidad
Al decir del directivo, por el momento la demanda está “tranquila”: los efectos de la pandemia sobre el poder adquisitivo se refleja claramente en las ventas. “La gente se muestra cuidadosa a la hora de comprar y consume lo justo y necesario. Esto se notó todo el año y el período de las fiestas no es la excepción”.

Lo mismo observó Juan Milito, del Centro Unión Almaceneros, quien, empero, sumó que los negocios que nuclea la institución están haciendo esfuerzos por comprar a firmas locales que han intentado mantener al máximo los valores de su producción aun sabiendo que se trata de una tarea difícil.

Por otro lado, el referente sostuvo que la sidra “está teniendo problemas de abastecimiento” y los comestibles habituales para las fiestas de segundas marcas que mantienen cierta calidad pueden conseguirse a precios “más conservadores”: un pan dulce de 400 gramos oscila los 175 pesos, mientras que un budín se consigue a 95.

El dirigente propició las compras dentro del marco del plan Precios Justos, que impulsa la entidad en conjunto con la Municipalidad.

Es que si bien hay un cambio sustancial este año respecto de la pandemia, que permite reuniones más flexibles, la realidad económica no deja de asestar un duro golpe al bolsillo.